Viernes 3 de Mayo de 2024

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Sobre el golpismo y la violencia

Por Mempo Giardinelli

Si esto no es un intento de golpe, que me digan el nombre. Y no hablo de los prefectos y gendarmes que se sublevaron, y que son, desde luego, trabajadores, y como tales tienen reivindicaciones y derechos. Admitamos que las de ellos en esta ocasión fueron justas y atendibles. No es de ellos que habla esta reflexión.

Pero sí de la impresionante histeria de los golpistas. De los viejos fragoteros, los profesionales y los nostálgicos con resurrecciones periodísticas como la del Sr. Aldo Rico. Como viejos lobos que salen a ladrar, desesperan por tumbar al gobierno constitucional a como dé lugar, a cualquier costo. Azuzados, desde atrás, por La Nación y Clarín, verdaderos interesados en la caída de un gobierno que los vuelve locos porque quiere que se cumplan ciertas leyes que afectan sus intereses.

Semejante animosidad, sólo vista hace más de medio siglo cuando se llegó a bombardear la Plaza de Mayo, es sencillamente absurda en esta etapa de la democracia.

Pero está sucediendo, y ya sabíamos muchos que algo así iban a intentar. Lo tengo escrito y los tiempos sombríos son el hoy de esta atormentada sociedad que somos los argentinos.

Desde ya que algunos van a decir que éstas son exageraciones y que el golpismo destituyente no existe. Pero ahí están las furias y puteadas que se escucharon últimamente, y los mails mentirosos e incendiarios que están circulando y que han venido haciendo efecto en cierta pobre inocencia de alguna gente. Minoritaria, pero sustantiva. Y atendible, como todo en democracia. Pero no determinante y, sobre todo, no válida como recurso de autoritarios y oportunistas.

Basta ver los comentarios de supuestos lectores en los diarios que los admiten, donde las amenazas son ya cotidianas. Así crean ese clima de miedo, presentándose como “defensores de libertades”. Falsos, desde luego.

Habrá que tener mucho cuidado, porque las espirales de violencia, cuanto más irracionales y negadas son, más peligrosas. Recuérdese no sólo aquel 16 de junio porteño sino también el Bogotazo cuando asesinaron a Jorge Eliécer Gaitán, y tanto más. Y que nadie diga que esto es exagerar. Ninguna exageración es mucha, en esta materia.

Curiosamente, lo que hay que hacer es ayudarlos. Paradójicamente hay que ayudarlos calmándolos. Serenando a quienes desde las sombras engañan a muchas buenas personas que no saben por qué están enojadas. Que “creen” que aspiran a una libertad que hoy es plena y que precisamente se les terminaría si –hipótesis imposible– acaso un golpe triunfara.

Y es que ahora mismo la Argentina está pasando por uno de sus mejores momentos en términos de democracia, igualitarismo, desarrollo e inclusión social. Nada menos. Y cuando eso pasa –se vio en Ecuador y en Bolivia últimamente–, algunos trogloditas se excitan y estimulan la violencia desde atrás y sin dar la cara.

Cierto que falta concretar muchísimas reivindicaciones, pero jamás en el último medio siglo les ha ido tan bien a los argentinos; jamás hemos tenido una soberanía económica como la actual; ni tienen nuestras clases medias mejores posibilidades para sus hijos, para crecer y educarse. Obvio que hay miles de problemas, pero hay que recordar cómo estaba este país hace unos años. Con Cavallo y sus corrales. Con los recortes del señor López Murphy a los jubilados y a la educación. Con los ricos que no pagaban impuestos; con los capitales que venían no a invertir sino a especular; y con los negociados fabulosos que era cada renegociación de una deuda interminable.

Hay que achicarles a todos el miedo absurdo que tienen: a los que echan leña al fuego e incluso a los que desde las sombras sueñan horribles revanchas. Primero comprenderlos, no devolverles los gritos. Resolver la cuestión de los salarios de los trabajadores de la seguridad y desarmar en el acto toda artimaña golpista. Denunciarlo internacionalmente y alertar a la ciudadanía para que se exprese, en todo momento, por la paz.

El Gobierno, además de despedir a los responsables de este uso político de estos trabajadores, debe hacer una tarea fenomenal con sus propios, con sus funcionarios, con sus jóvenes. Todos deben dar ejemplo de calma, de comprensión de los diferentes, de contención de los equivocados.

Y también hay que destacar el casi en ningún medio mencionado silencio del socialismo y el radicalismo. Que yo quiero leer como gesto de prudencia y sabiduría para no hacerle el juego a la perrada. Y ojalá no me equivoque.

Este episodio debe terminar siendo una gran oportunidad para la paz, porque la Argentina ya tuvo exceso de la perversa medicina de la violencia. Esta nación no puede suicidarse nuevamente. Ya votó a sus verdugos y/o los aplaudió más de una vez. Pero ahora nunca más, y hacerlo en paz. Sin violencia. Que es lo único que debe estar absolutamente prohibido y para siempre en esta tierra.

Sobre el odio y la paz en democracia

Por Mempo Giardinelli
Con la reciente rebelión de gendarmes y prefectos, si una cosa quedó clara es que todo discurso democrático pierde sentido y credibilidad cuando no se corresponde con un comportamiento democrático a la par.

Días después, y cuando se observa un desplazamiento de la política hacia el terreno judicial, cabe concluir que el golpismo en la Argentina existe y cambia de formas. Y ha de ser por eso, porque está vivo y actuante, que cada vez que ante manifestaciones de este tipo algunos salimos a decir que hay peligro de golpe, se nos acusa de exagerados o de agitar fantasmas.

Se discute entonces al emisor del mensaje pero no el mensaje. Y, argentinamente, se paraliza y deforma el debate.

Esto sucede, además, en circunstancias como las actuales, en las que la oposición política cede protagonismo a los medios y no sólo deteriora así su propia representatividad sino que autoriza, aunque no lo quiera, el aventurerismo y el maximalismo de sectores muy retardatarios por derecha y también por izquierda.

Así, el enfrentamiento con el Gobierno no se enmarca en construcción política alguna, propositiva y pacífica con vistas a ser alternativa en 2013 y 2015. Al contrario: lo que hay son expresiones heterodoxas, que incluyen griterío y provocación, funcionales a intereses empresarios y a nostálgicos de la dictadura.

De tal modo parece surgir una oposición que no es tal. Las protestas y acusaciones inorgánicas debilitan aún más a los ya desdibujados partidos políticos, a la vez que exaltan el rol de algunos comunicadores expertos en efectismo y espectáculo, y en muchos casos de dudosa moralidad.

Esa heterodoxia e inorganicidad conlleva, en esencia, valores destituyentes, porque esmerilan las bases de la democracia con discursos inflamados de fervor antipolítico y desprecio por las formas de la democracia (que en esencia es un conjunto de formas a respetar), con lo que impiden o eluden debates y subrayan solamente una supuesta, inexistente ingobernabilidad.

Es un hecho, y lamentable, que mucha gente cree que cree lo que los medios y sus periodistas todo terreno les hacen creer que creen o que deben creer. Así de sencillo y retorcido es el asunto.

Y sucede que con esos ciudadanos, muchos de los cuales pertenecen a las clases medias y medias bajas, no hay que enojarse ni hostigarlos, por más que sean muchos de ellos los que más hostigan. Hay que tratarlos con extrema paciencia y tolerancia, porque aunque no vayan a cambiar es necesario serenarlos para que no se salgan de los carriles democráticos.

Ellos son las verdaderas víctimas de la impresionante manipulación informativa que impera hoy en la Argentina –basada en el arte de titular con lo que no sucede como si fuera inminente que sucederá– y con la cual se inoculan un odio y un resentimiento absurdos. Y desde ya que no es imposible vivir en una sociedad partida al medio mientras se cumplan las reglas de la democracia, pero de todos modos es complejo, arduo y peligroso.

Y es que el odio es un sentimiento inferior, innoble, que degrada más al que odia que al odiado. Desprovisto de ética alguna aunque el odiador se autoconvenza de que su odio deviene de razones morales, odiar imposibilita todo diálogo y acuerdo. Anula acercamientos porque ensancha abismos. Y deviene enfermedad, patología que bien puede ser colectiva.

Además es un hecho que todo gobierno es cuestionable por errores, omisiones y en algunos casos abiertas comisiones como algunas que bueno sería que en el presente se investigaran y sancionaran. Pero también es un hecho cierto que los cambios que la democracia ha traído a este país son cada vez más profundos, igualitarios y modernizadores. Razones éstas por las cuales los odiadores se enfurecen, gritan, desprecian y se cierran a todo análisis, comprensión y diálogo. Porque no soportan la democracia. No es que no la quieren; es que no la toleran, les resulta tóxica.

Desde ya, está claro que el odio y la negatividad generalizados no son patrimonio exclusivo de quienes no apoyan al Gobierno. También hay blogs y expresiones kirchneristas que agitan las aguas, en la idea de que quienes no acuerdan con el Gobierno son golpistas o “enemigos”, y a veces en tonos tan belicosos como los del sistema multimediático. Eso no es bueno, y debieran tomar nota de ello los que sostienen, o dicen sostener, al Gobierno.

El odio y el resentimiento, como el golpismo, la desestabilización y el ánimo destituyente existen, pues, y se activan cada tanto en la Argentina. Guste o no a algunos lectores, denunciarlo a propósito de escarceos como el reciente de gendarmes y prefectos, es un imperativo democrático.

Y acaso también pretende ser una suave docencia para que los disconformes, los de veras afectados y los opositores de todo calibre puedan expresar sus ideas en forma pacífica, exponiendo razones y proyectos en lugar de alaridos y provocaciones. Y se sometan así a la suprema voluntad de la Constitución y las leyes. Y a su estricto cumplimiento. Como debe hacerlo la ciudadanía toda.

Fuente: www.pagina12.com.ar

De la galera salió un acuerdo

La Cámara de Senadores esta vez se ubicó en el centro del ring. De allí alumbró un inesperado acuerdo que hizo que, después de mucho tiempo, radicales y peronistas hayan coincidido en nada menos que la aprobación de la ley de leyes, como se la denomina. Oficialismo y oposición dieron una fuerte señal de convivencia política que fue saludada desde el Arzobispado, siempre atento a las realidades políticas y sociales de la Provincia. El 9 de diciembre, la Cámara de Diputados convertirá en ley el proyecto. Desde el Gobierno y desde la oposición se estima que, más allá del tema puntual, hay un clima de diálogo que puede llevar a nuevos acuerdos hasta hace poco impensados. La preocupación por la situación de la Justicia alcanza hoy por igual al oficialismo y a la oposición. Los números aprobados para el Poder Judicial fueron algo más que una señal. Muestra, en su justa dimensión, la decisión de mantener a raya a dicho poder. La relación con la cúpula tribunalicia sigue algo más que tensa. En los últimos días, dos de los máximos exponentes del espectro judicial intentaron -sin suerte- un diálogo directo con Colombi. En Diputados, los juicios políticos no serán tratados este año, y el proyecto de Código Procesal Penal perderá estado parlamentario. En este marco, la pulseada del mismo Colombi, que no atiende a los máximos exponentes del Poder, se reflejará en la decisión de mañana del Superior, cuando el cuerpo se reúna para elegir al sucesor de Rubín. Hasta ahora, en la pulseada, al menos en este primer round, se impondría Guillermo Semhan.
Dos cuestiones acaparan la atención por estas horas en la política correntina.

Siguen los conflictos en un año que no es electoral

Cirugía mayor en la Policía, en medio de un escenario enrarecido en el que los desentendimientos con el justicialismo tienden a acentuarse a partir del tironeo en torno a descuentos compulsivos que se siguen haciendo, mientras los intentos de acercamiento entre el Gobierno provincial y el de la Capital están condenados al fracaso. Un inminente fallo del Superior podría echar luz en el tema de las retenciones a la Coparticipación. En el sector docente, Suteco marca la diferencia con posiciones fuertes que alcanzan mayor eco del esperado en las bases. La Dpec sigue "en rebeldía". La interna liberal ocupa el centro del escenario político, con el desarrollo de un cronograma que se cumple a rajatablas. El nuevismo y el autonomismo diagraman la reorganización partidaria. En el PaNu, la previsible ratificación del liderazgo excluyente de Tato, que vela desde ya las armas para ir por todo en 2017. Los autonomistas, muy cerca del PaNu, esperan su convención prevista para el próximo sábado. En el radicalismo, todos miran a Colombi y, aunque nadie quiere sacar la cabeza antes de tiempo, hay varios que se anotan para la sucesión aunque reconocen, por un lado, el síndrome de fin de ciclo que enfrenta el esquema radical en Corrientes; y por otro, la creciente dificultad que tendrán en materia de alianzas para el turno electoral en el que se juegue la Gobernación. La pelea de Ricardo con Natalio pareció llegar a su clímax al inicio de semana aunque -en las últimas horas- habrían surgido indicios de una fumata que nadie descarta. Otra semana pasó y el Gobierno volvió a faltar al compromiso de elevar el pliego del quinto juez de un Superior que en los hechos se sigue manejando con tres. Las probabilidades de Panseri y Sotelo quedaron casi igualadas luego de que días atrás todo indicaba que el camarista sería el elegido. En el medio de ambos habría una alternativa que estaría siendo manejada por Colombi en la máxima reserva. Las desconfianzas del número uno se acentuaron a partir de que desde su propio riñón se filtró la visita que hizo a Tato hace casi un mes, levantando una polvareda que no termina de disiparse. En los hechos, no hubo ningún hecho concreto que muestre resultados de ese cónclave. Desde el PaNu se insiste en que la prioridad es la habilitación de su líder para competir en elecciones libres. La cuestión de espacios y cargos pasa a segundo plano para las naranjas. Un proyecto que pondría a prueba la fortaleza del sistema político recalaría en la Legislatura.
Por CONFUCIO

El PJ marcó la cancha

El justicialismo cerró filas ayer frente al airado reclamo de sus intendentes, que consideran que el Gobierno provincial incumple con la Ley y con los compromisos asumidos en un intento por desfinanciar a las administraciones justicialistas. Antes del miércoles se dará a conocer un documento que sería entregado antes de la nueva reunión del Comité de políticas públicas convocada por el Gobierno. El justicialismo no se prestará para la foto mientras no se den algo más que señales de la voluntad que consideran ausente de cumplir los compromisos acordados. Se cuestionó la inconducencia mostrada por el diálogo y se dio muestra cierta de que hay unidad de criterio y de acción en resguardo de las 26 comunas del FpV. Apuestan a que Colombi se baje del caballo. Comience a cumplir lo acordado y dé muestras de estar dispuesto a dialogar seriamente sobre las cuestiones controversiales. En el radicalismo crece la pulseada en las segundas líneas por la sucesión de Colombi. ELI fue mencionado en el Clarín de ayer como una flamante escisión del liberalismo que se sumó al proyecto Massa; en tanto que el PL del sello mostrará hoy cuántos puntos calza. Más allá de quién gane, se verá la legitimidad que conserva en el espacio liberal. Se trata de una elección cerrada, con caso 70.000 afiliados autorizados a votar. Las huestes de Josefina Meabe y Ricardo Leconte disputarán cuál de ellas se quedó con la titularidad partidaria, aunque el poder quedará repartido por tercios en el Comité Ejecutivo y la Convención.
Por Confucio

Coqui y Scioli plantaron bandera

Capitanich llegó horas antes y supo aprovechar su estadía. Recorrió obras, dialogó con los medios, se reunió con la plana mayor del PJ y se tomó tiempo para ajustar la cincha de Ricardo, jugando de visitante en una reunión de la que participaron los dos posibles sucesores de Colombi. "Coqui", quien lidera las encuestas en la Provincia, se llevó el explícito apoyo de las dos líneas del justicialismo que sin rodeos comprometieron su apoyo. No dijo ni sí, ni no. Horas después Daniel Scioli se lució ante el mismo auditorio de la dirigencia peronista. Convencido de que no tiene margen para el error, el Gobernador bonaerense se allanó a algunas preocupaciones como las de entender que el adversario a vencer es Colombi y que en caso de ganar contribuirá a apoyar al candidato peronista, cuidándose de no dar señal alguna en tal sentido. Prometió además que para Corrientes habrá espacios concretos de poder real en su gobierno. En los hechos, avaló en un todo la línea discursiva de sus dos principales alfiles: Alberto Pérez y Eduardo Camaño, que en nombre del proyecto habían anticipado a una delegación de correntinos, semanas atrás, en una reunión en el Abasto. Lo importante es que el viernes, todos escucharon de boca del propio Scioli compromisos concretos. EL PJ de Corrientes tiene decidido escuchar a todos los postulantes. El viernes 23 llegará a Curuzú Cuatiá nada menos que el Gobernador de Entre Ríos, considerado por ahora el delfín presidencial. En la Justicia, la sorpresa la dio el voto dividido de los "Tres Mosqueteros", que obligó a integrar tribunal con dos camaristas subrogantes. Josefina Meabe encendió los sensores del kirchnerismo al anticipar su voto contra la lista de conjueces elevada al Senado por el Poder Ejecutivo. También votaría en contra la estatización de la Universidad de las Madres de Plaza de Mayo.
Por Confucio